Focaccine al aceite de oliva (panecillos italianos al aceite de oliva)

Presentación

Estas focaccine al aceite de oliva tienen el poder de evocar recuerdos de la merienda en el colegio 🏫 a millones de italianos 🇮🇹 de las últimas 3 generaciones, yo incluida. En efecto, además de las charlas con los amigos, había otro motivo para contar los minutos que quedaban para el recreo: ¡poder saborear esta delicia súper suave por dentro y ligeramente crujiente por fuera!

Estas focaccine, que encierran todo el inconfundible sabor y aroma del aceite de oliva 🫒, en lugar de tener forma y tamaño de una bandeja (si bien la receta lo permitiría), tienen una apetecible forma redonda 🥯 y un cómodo tamaño monoporción. Estos puntos de fuerza las hacen perfectas para la merienda en el colegio o en el trabajo, tal y como son o cortadas por la mitad y rellenadas con quesos (para untar o semicurados) y embutidos de tu elección. También pueden utilizarse como sustitutos más golosos del pan o entremés en cualquier comida.

Esta versión ligera e indudablemente vegetariana, tiene una gemela «más atrevida», típica de la región Emilia-Romagna, que podrá los ojos en forma de corazoncito a los amantes de la panceta y del tocino… descúbrela en el apartado de sugerencias 😉.


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 2 h
  • Coste: bajo
  • Dosis: para 4 focaccine

Ingredientes

  • Harina de trigo: 150 g
  • Harina de fuerza (tipo Manitoba): 150 g
  • Levadura fresca de panadería: 7,5 g (= aprox. ⅓ de cubito)*
  • Agua tibia: 170 ml
  • Aceite de oliva: 2 cucharadas para la masa + para untar
  • Sal fina: ⅔ cucharadita + unas pizcas para la superficie**
  • Azúcar: 2 pizcas

*Sustituible por levadura seca de panadería en las proporciones indicadas por el fabricante en la confección.
** Para la superficie, puedes utilizar sal en escamas o sal gruesa si te gusta ese toque crujiente.


Realización

En un bol vierte las dos harinas y la sal y mezcla.

Calienta un poco el agua para que esté tibia (sin llegar a ser tan caliente como para que te queme los dedos, pues anihilarías la levadura).

Vierte en el bol las ⅔ partes del agua y en el tercio que te queda añade las pizcas de azúcar y la levadura desmenuzada (puedes utilizarla directamente incluso si guardabas el cubito en el congelador, pues el calor la derretirá) y mezcla para que se disuelva. Añade la levadura disuelta y las cucharadas de aceite.

Mezcla todo en el bol hasta lograr una masa compacta y entonces desplaza la masa sobre la encimera muy ligeramente enharinada para amasar durante 5-10 minutos: el amasado conferirá una textura lisa, elástica y no pegajosa a la masa que la dejará suave y aireada tras la cocción. Si lo prefieres, puedes mezclar y amasar todo con un robot de cocina.

Pon la bolita de masa en un bol grande y cúbrelo con un trapo limpio, dejando que repose durante 1,5 h en un lugar caliente para que doble o incluso triplique su volumen. (Si hace mucho calor, 1 h puede ser suficiente).

Pasado ese tiempo, divide la masa en 4 partes iguales (aprox. 125 g para cada porción) y amásalas en una bolita.

Coge una bandeja para horno, vierte un buen chorro de aceite y espárcelo sobre toda la superficie de la bandeja para crear una superficie antiadherente y una base que infundirá más sabor a nuestras focaccine. Coloca las cuatro bolitas sobre la bandeja y, con las manos aún untadas de aceite, aplástalas delicadamente para que tengan la forma de un disco de unos 12 cm de diámetro.
[Ojo: Asegúrate de que cada focaccina esté suficientemente separada de las demás: durante la cocción van a crecer aún más de tamaño y no queremos que se queden pegadas entre sí.]
Deja que las focaccine reposen unos 15 minutos más, para que crezcan un poco más. Gracias al hecho de que el aceite de tus manos se ha quedado sobre la superficie de la masa, ésta no va a secarse y no hace falta cubrir con un trapo.

Cuando falten 5 minutos, enciende el horno a 230ºC, modalidad ventilada si la tienes, para que vaya calentándose.

Si quieres que tus focaccine tengan unas pequeñas cavidades sobre la superficie para recoger mejor el aceite que echaremos encima antes de hornear, puedes presionar las yemas de tus dedos en algunos puntos sobre los discos. Si lo haces nada más haberles dado forma de disco, tras la cocción se quedarán ligeramente marcados [cómo aparecen en la foto]; pero si los quieres bien evidentes, espera a que se acaben los 15 minutos y presiona justo antes de hornearlas.

Esparce de forma uniforme un poco de aceite sobre la superficie de las focaccine (utiliza un pincel de cocina o tus yemas – pero con delicadeza -) y esparce un pizca de sal fina, en escamas o gruesa sobre la superficie de cada focaccina.

Pon la bandeja en horno ya caliente y hornea hasta que la superficie esté dorada, dando la vuelta a la bandeja hacia el final, si necesario, para lograr una cocción uniforme.

Extrae la bandeja del horno y rocía las focaccine recién salidas con un poco más de aceite de oliva, utilizando un pincel de cocina de silicona para cubrirlas de forma uniforme. Ese aceite quedará absorbido en un par de minutos. Si quieres que la superficie esté super suave como el relleno, en lugar de ligeramente crujiente, sustituye este rociado con aceite por unas pinceladas de agua recién extraídas del horno.

Deja que se enfríen un poco antes de removerlas de la bandeja.

Focaccine al aceite de oliva
Focaccine al aceite de oliva

¡Listas!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Amantes de la panceta, del tocino/manteca y del bacon 🥓: ¡prestad atención!
Si queréis probar una versión decadente de esta receta, típica de la región Emilia-Romagna 🇮🇹, tenéis que picar en cubitos pequeños un poco de panceta salada curada y dejar que se funda en la sartén a temperatura baja/mediana y apagar cuando empiece a perder su transparencia para volverse ligeramente blanca. En lugar de rociar la superficie de las focaccine con aceite antes de hornear, esparce la grasa que ha soltado la panceta (no es otra cosa que tocino/manteca derretid@) y finalmente esparce los trocitos de panceta que han quedado en la sartén sobre las focaccine: en la cocción se volverán crujientes. (Prescinde del extra de sal sobre la superficie, en este caso 😉 )

Conserva las focaccine en una bolsita de plástico (o equivalente biodegradable) durante 2 días en un lugar no caliente. Si quieres devolver a una focaccina la textura extra suave que tenía recién horneada, justo antes de consumirla, caliéntala unos segundos en el microondas.

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