Pangoccioli – bollitos de leche italianos con pepitas de chocolate (con o sin lactosa)

Presentación

Para un italiano, leer «Pangoccioli» evoca muchísimos recuerdos de recreos en el cole, meriendas en casa o en escapadas con amigos. El hecho de que estos panecillos sean, desde hace décadas, toda una institución entre los bollos industriales italianos, se debe a la acertada mezcla de dos elementos que cautivan a todos los niños (y me apuesto a que a los adultos los comen a escondidas): una suavísima masa de pan de leche 🥛 y unas golosas pepitas de chocolate 🍫.

Dado que nosotras estamos comprometidas a hornear y proponeros postres saludables que se puedan comer preocupaciones ni remordimientos, sin excesos de azúcar e incluso adaptados a las necesidades de quienes tienen intolerancia a la lactosa, hoy os traemos nuestra versión casera de estos panecillos de leche con pepitas de chocolate (con o sin lactosa).

Toda la familia y vuestros amigos van a repetir varias veces, ¡así que plantéate doblar las dosis desde ya para evitar luchas de poder por los últimos pangoccioli! 😜

Puesto que este postre habla por si mismo, no queda más que preguntarte: ¿List@ para pasártelo genial preparando y degustando estos bollos italianos saludablemente adictivos? 😋


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 2,5 h
  • Coste: bajo
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

  • Harina de fuerza: 200 g*
  • Harina de trigo: 200 g*
  • Levadura fresca: 15 g (aprox. 1 sobre de 5,5 g de levadura seca o lo que indique su fabricante)
  • Huevos: 3 medianos + 1 para la superficie
  • Leche de vaca/vegetal (o agua): 110 g + 2 cucharadas para la superficie
  • Mantequilla o margarina: 110 g
  • Azúcar: 90 g
  • Miel: 1 cucharada (puedes sustituirlo por 10g de azúcar más)
  • Sal: 1 pizca
  • Aroma: 2 ml (sabor vainilla, ron, naranja, mantequilla)
  • Pepitas de chocolate negro/con leche: 100 g
  • Aceite de girasol: para untar las manos

*Si lo prefieres o por necesidad, puedes variar las proporciones: por ejemplo, 300g de fuerza y 100g de harina normal.


Realización

Antes de empezar, pon tus pepitas de chocolate en la nevera o en el congelador para que estén frías cuando llegue la hora de incorporarlas.
[Nota: Si no tienes pepitas, puedes picar gruesamente una tableta de chocolate, tratando de quitar las virutas que se hayan generado para que queden solo pepitas 😉 ]

Calienta un poco la leche para que esté tibia [Ojo: la leche no debería quemarte, si puesta a contacto con la piel, para que la levadura pueda fermentar correctamente], añade la levadura desmenuzada y remueve hasta que esté disuelta.
[Nota: puedes utilizar tanto la levadura fresca, incluso recién sacada del congelador, como la levadura seca]

En un bol grande pon todos los ingredientes excepto por las pepitas de chocolate: empieza tamizando las harinas, añadiendo el azúcar, la sal y el aroma y mezcla. Añade la miel, la mantequilla troceada finamente [Ojo: si la consistencia permite untarla, entonces no hace falta trocear finamente], la levadura disuelta y casca los 3 huevos.

Mezcla todo a mano (en el bol y continuando sobre la encimera) o utilizando tu robot de cocina hasta lograr una masa homogénea. Desde ese momento, mezcla unos 5-7 minutos más para desarrollar una masa elástica y lisa.

Incorpora las pepitas de chocolate y sigue amasando para que queden bien repartidas, pero tratando de hacerlo rápidamente para que el calor de las manos no empiece a derretir el chocolate. Trata de repetir movimientos que estiren una extremidad de la masa de diversas zonas (izquierda, derecha, abajo y arriba) y la «peguen» sobre el centro, para que el reparto sea más sencillo.

Forma una bola, colócala en un bol y cubre con un trapo limpio. Deja reposar en un sitio caliente durante 1-1,5 h (a más frío, más tiempo y a más calor, menos tiempo).

Pasado ese tiempo, coge la masa y, dependiendo del tamaño que prefieras, divídela en 8-14 partes, tratando de que tengan todas más o menos el mismo peso. Unta tus manos con un poco de aceite y forma unas bolitas ayudándote con la encimera, si hace falta. Vuelve a untar tus manos cuando lo necesites, para que la masa no se pegue.

Coloca las bolitas sobre una bandeja cubierta con papel para horno. De haber algún pliegue colócalo por debajo y asegúrate de que haya bastante espacio entre una y otra bolita (mínimo 3 cm), porque van a crecer mucho en el horno. Cubre con un trapo limpio y deja que la masa crezca durante unos 30 minutos.

Poco antes de que se acaben esos 30 minutos, enciende el horno para que llegue a los 180ºC.

Para que la superficie de los pangoccioli tenga un acabado lúcido, en un pequeño bol casca un huevo, añade 2 cucharadas de leche y bate bien. Con un pincel de silicona o uno apto para la cocina exparce esta mezcla sobre la superficie de cada bolita.

Hornea en horno ya caliente hasta que estén bien doradas (aprox. 10-20 min). Dado que el tiempo varía dependiendo de cada horno, realiza la prueba del palillo de madera [clava un palillo/una brocheta de madera en el centro de un pangoccioli y, si sale limpio (sin trazas de masa pegajosa), la masa está completamente cocida].
[Truco: si la masa en el interior está aún cruda pero te parece que la superficie se está volviendo demasiado oscura, puedes tapar la bandeja con una hoja de papel de aluminio hasta que se complete la cocción 😉 ]

Si quieres que la superficie de los pangoccioli quede bien blanda, nada más sacarlos del horno, esparce sobre cada uno un poco de agua con el pincel de silicona.

Deja enfriar unos 30 minutos antes de servir.

Pangoccioli - bollitos de leche italianos con pepitas de chocolate
Pangoccioli – bollitos de leche italianos con pepitas de chocolate

¡Listos!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Si bien los pangoccioli se caracterizan por sus pepitas de chocolate, puedes prescindir de ellas y crear unos panecillos de leche básicos o personalizar este ingrediente «extra» sustituyéndolo o complementándolo con uno o varios ingredientes:

  • trocitos de nueces,
  • arándanos rojos o uvas pasas rehidratadas en zumo de fruta, té o ron (y suavemente apretados antes de incorporarlos para eliminar el exceso de líquido),
  • cubitos de manzana salteados (con una pizca de canela o con ralladura de cítricos),
  • cáscara de naranja confitada.

Conserva bajo una campana de vidrio o en una bolsita de plástico (o alternativa biodegradable) durante 3 días.

La textura es más suave en las primeras 24h tras el horneado, pero puedes recuperar toda la suavidad si pones los pangoccioli en el microondas durante unos 10 segundos a máxima potencia.

Pasta con crema de patatas y crujientes trocitos de longaniza y patata salteada

Presentación

¿Te apetece un primer plato de pasta cuyo condimento te permite jugar con diferentes texturas, logradas con éxito aprovechando al máximo tan solo dos ingredientes asequibles? 😉

Tienes que probar los rigatoni (u otro tipo de pasta corta) envueltos en una aterciopelada crema de patatas, con trocitos de crujiente longaniza y palillos de patata 🥔 salteados en la sabrosísima grasa soltada por la longaniza, lo que les confiere una textura firme y delicada por dentro y una capa dorada crujiente y muy gustosa por fuera. Como prometido: ¡solo 2 ingredientes para lograr un condimento excepcional y muy impactante!

Prepara esta receta (sin lactosa) para ofrecer un primer plato curioso, asequible y poco complicado a tus comensales o para mimarte y reconfortarte sin excederte con los gastos 💸.


Información

  • Dificultad: normal
  • Tiempo preparación: 40 min
  • Coste: bajo
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

  • Rigatoni: 350 g (sustituible por otro tipo de pasta corta)
  • Patatas: 3 grandes
  • Longaniza: 150 g
  • Cubito de caldo: al gusto
  • Pimienta: al gusto
  • Aceite de oliva/de girasol: un chorrito

½ ⅓ ¼ ¾ ⅕ ⅙ ⅛ ⅔ ⅖ ⅚ ⅗


Realización

Empieza pelando las patatas y cortándolas en 4 trozos para que se cocinen más rápido. Ponlas a cocinar en una olla con agua salada (el agua tiene que cubrirlas completamente) y pon la tapa.

Mientras tanto, vierte un chorrito de aceite en una sartén. Comprime las longanizas para sacar la carne de su envoltorio o tripa, tratando de lograr unos bocaditos pequeños que caigan directamente sobre la sartén. Deja que la longaniza se cocine a fuego medio-alto, para que logre un exterior crujiente, pero esté también cocida por dentro. Utiliza una espátula o un cucharón de madera para desmenuzar eventuales trozos grandes.

Cuando los trocitos de longaniza estén listos, retíralos utilizando una espumadera y colocándolos sobre un plato, eventualmente previamente cubierto con una hoja de papel absorbente, si quieres retirar cuanta más grasa posible.

Cuando las patatas estén blandas, escúrrelas guardando dos vasos de agua de cocción.

Pon agua salada en una olla. Cuando empiece a hervir vierte la pasta y remueve con frecuencia desde el principio para evitar que se pegue.

Mientras tanto, coge aproximadamente mitad las patatas y córtalas en palillos más o menos grandes como los rigatoni (o un poquito más pequeños). Deja que se doren y consigan una capa exterior crujiente en la misma sartén de la longaniza, donde aún queda la grasa llena de sabor. Para lograr que estén crujientes por todos los lados, remueve con delicadeza de vez en cuando.

Mientras tanto, vierte las demás patatas en un recipiente alto y no muy ancho, desmenuza un poco de cubito de caldo, una pizca de pimienta y vierte medio vaso de agua de cocción de las patatas. Convierte las patatas en una crema utilizando tu batidora de brazo (minipimer), batiendo el mínimo necesario para lograr una consistencia lisa (no exageres para que la patata no se vuelva elástica). Ahora comprueba:

  1. El punto de sal: ajusta añadiendo un poquito más de cubito de caldo disuelto en unas cucharadas de agua caliente de cocción.
  2. Si la textura es suficientemente líquida para envolver la pasta como una salsa espesa: si te parece que no, ajusta la textura añadiendo más agua de cocción y mezclando con una cuchara (ya no con la batidora).

Escurre la pasta cuando esté en su punto. Añade la crema de patatas a la olla con la pasta y mezcla bien. Agrega también los trozos de longaniza y las patatas crujientes, dejando un poquito de ambas para la decoración. Mezcla y emplata. Finaliza el plato añadiendo encima de la pasta esos trozos de longaniza y patata que habías guardado y sirve.

Pasta con crema de patatas y crujientes trocitos de longaniza y patata salteada
Pasta con crema de patatas y crujientes trocitos de longaniza y patata salteada

¡Listo!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Es mejor consumir la pasta recién preparada, pues es el momento en el que la crema de patatas tiene su mejor textura.

Puedes añadir un poco de queso curado aromático a las patatas hervidas que bates para crear la salsa: prueba a añadir unas cucharadas de Parmigiano Reggiano/Pecorino/Idiázabal rallado finamente (antes de batir) y a sustituir el cubito de caldo por un poquito de sal (si es que aún hace falta, considerando que el queso y las patatas ya llevan).

Clafoutis de cerezas de temporada con un toque de ron

Presentación

Aprovechar los ingredientes de temporada es una de las mejores elecciones porque, además del precio más asequible, disfrutamos del sabor y de los aromas más intensos que ese producto nos puede ofrecer.

El verano trae muchos productos deliciosos, pero quizás las cerezas sean de los más exquisitos… y también de los más difíciles de rehusar.

Si juntamos la disponibilidad de unas cerezas de temporada con las ganas de un postre, pero también la necesidad de algo fresco no hay mejor opción que decantarse por un clafoutis de cerezas.

El clafoutis es una deliciosa tarta de origen francés que podríamos describir como una versión dulce y más básica de la quiche: las potentes cerezas estarán envueltas por una cremosa capa similar al flan, que puedes también preparar con ingredientes sin lactosa 😉

Sirve una porción de este postre a alguien querido para endulzarle el día de forma saludable.


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 55 min
  • Coste: mediano
  • Dosis: para 8 personas

Ingredientes

  • Cerezas: 600 g
  • Mantequilla derretida: 30 g (sustituible por aceite de girasol)
  • Huevos: 4 medianos
  • Leche: 230 ml (de vaca, de soja u otra vegetal*)
  • Harina de trigo: 100 g
  • Azúcar: 80 g (puede ser también en parte vainillado)
  • Ron de miel: 10 ml
  • Aroma de almendras: 1 ml
  • Aroma de vainilla: 1 ml

*Consulta aquí qué leche vegetal es más conveniente según tus necesidades.


Realización

Resultado de imagen de cherry pitter

Enciende el horno a 180ºC para que se caliente.

Lava las cerezas y elimina los pedúnculos y los huesos. (Truco: para facilitar la tarea, existe un utensilio específico para facilitar la remoción de los huesos 😉 )

Unta la base del molde (26 cm de diámetro) con la mantequilla o el aceite y esparce unas dos cucharadas de azúcar. Coloca las cerezas sobre el molde untado y aparta de momento.
(Truco: si deseas extraer al postre para servirlo en un plato, utiliza un molde para quiche con el fondo que se separa de los bordes 😉 )

En un bol rompe los huevos, añade la pizca de sal y lo que queda de azúcar y bate con un batidor de varillas (manual o eléctrico) hasta que te quede un compuesto espumoso.

Añade el ron y los aromas y vuelve a mezclar un poco.

Incorpora la harina tamizándola para evitar que salgan grumos y mezcla bien hasta que el compuesto quede liso.

Finalmente añade poco a poco la leche y sigue batiendo hasta que la masa haya quedado homogénea.

Vierte el compuesto sobre el molde cubierto con cerezas y hornea durante unos 40 minutos o hasta que se haya inflado y esté dorado.
(OJO: los tiempos de cocción en el horno son indicativos, puesto que varían dependiendo de cada horno, así que es aconsejable controlar con frecuencia).

Deja enfriar un poco antes de servir: la receta tradicional exige que el clafoutis se sirva tibio, aunque también tiene una consistencia más firme y también muy agradable cuando esté ya fría.

¡Listo!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Puedes sustituir las cerezas por fresas, frambuesas, melocotones, albaricoques u otros frutos de temporada: aunque la receta siga siendo la misma, cuando cambian los frutos, los franceses llaman a este postre flaugnarde.

Puedes esparcir azúcar glás por encima antes de servir.

Conservar durante 2 días fuera de la nevera, si no hace mucho calor o, en todo caso, en la nevera.

La versión original de la receta se realiza sin extraer los huesos de las cerezas, lo que también aporta un sabor distinto y característico, pero para disfrutar del postre de forma más cómoda y también para que lo hagan los niños sin riesgos es aconsejable quitarlos. 

 

Como sustituir los productos con lactosa en las recetas – para intolerantes a la lactosa y veganos

Poder sustituir leche, mantequilla y yogur en los postres es algo muy útil para quienes son intolerantes a la lactosa y están siempre en busca de tartas, magdalenas, etc. que no lleven productos lácteos.

Decid la verdad: ¿cuántas veces habéis encontrado una receta que os ha cautivado y os habéis llevado un disgusto nada más ver en el listado de los ingredientes «leche», «mantequilla», «yogur» o «nata»?

¿Cuántas veces habéis renunciado a preparar un postre por miedo a que, a la hora de modificar los ingredientes, os pudierais equivocar en las proporciones y obtener un resultado desastroso?

En esta pequeña guía os explicaré como sustituir la leche, la mantequilla y el yogur en los postres, para que podáis modificar con seguridad todas las recetas de postres que incluyan lactosa y disfrutar con tranquilidad de ellas 😉

Los intolerantes saben que la intolerancia a la lactosa es muy subjetiva, es decir que hay personas que toleran bien los productos a los que se ha reducido la cantidad de lactosa y añadido lactasa (los productos violeta «sin lactosa», procedentes de animales), mientras que hay otros que no pueden mirarlos ni de lejos. Esto es importante porque quienes toleran estos productos tienen la posibilidad de emplear leche, yogures, etc. sin lactosa, pero los que no pueden encontrarán en esta guía soluciones muy gustosas y viables para sustituir de otra manera los productos lácteos en sus postres.


COMO SUSTITUIR LA LECHE DE VACA/CABRA

100 g de leche de origen animal equivalen a:

  • 100 G DE LECHE VEGETAL: Podéis utilizar el tipo que más os guste (almendra, soja, avena, avellana, etc.), pero considerad que algunas tienen un sabor más marcado (por ejemplo avena y soja). En efecto, con respeto a la soja, podéis probar distintas marcas (el sabor de la leche de soja light de Alcampo enriquecida con calcio y vitaminas es muy delicado y bastante neutro) o emplear bebidas de soja aromatizadas (para bizcochos o natillas la de sabor vainilla – muy buena la de Don Simon -, para postres que sepan de chocolate la bebida al chocolate – muy buena la de Hacendado). [Aquí una guía para elegir la leche vegetal mejor para tus exigencias]
    Si queréis aseguraros un sabor muy delicado, podéis emplear 70 g de leche vegetal + 30 g de agua (o para facilitaros las proporciones 50%-50%).
    Cuidado con el azúcar que llevan algunas bebidas vegetales (especialmente las de soja a la vainilla o chocolate y la leche de arroz): en algunos casos es conveniente disminuir la cantidad de azúcar en el postre.
  • 100 G DE AGUA: especialmente indicada si queréis un bizcocho ligero o queréis ahorraros alguna caloría. Para compensar, os aconsejo incorporar a la receta algún aroma (como el de vainilla, naranja, limón, ron, almendra, fresa, etc.) para obtener un postre más gustoso y perfumado.
  • 100 G DE ZUMO DE FRUTA: podéis elegir vuestro gusto favorito o el que más se adecue a vuestro postre, pero merece la pena mencionar el zumo de naranja (también recién exprimido), el de piña o el ACE. Atrévete también con gustos exóticos como maracuya, mango, mezcla tropical, etc. para portar un toque interesante a tu bizcocho… quizás añadiendo ralladura de cáscara de cítricos también.
  • 100 G DE VINO BLANCO: en este caso el consejo es no emplear más de 100 ml de vino, pues el sabor es muy fuerte, por lo que si en la receta hay más leche que esa cantidad, el excedente sería mejor incorporarlo en agua.
  • 100 G DE NATA VEGETAL: esta opción va muy bien si queréis unos unos postres más compactos y densos. Se puede emplear la nata vegetal para postres, es decir la que se puede montar, pero sin montarla: empleándola liquida tal y como está en el brik (comprueba siempre que no contenga derivados lácteos, como pasa con la nata vegetal Hacendado) o la nata de soja (que puede tener un sabor marcado, por lo que quizás no es aconsejable para todo tipo de preparaciones).

COMO SUSTITUIR EL YOGUR

100 g de yogur equivalen a: 

  • 100 G DE ACEITE VEGETAL: considerad que hay muchos tipos de aceite y algunos tienen sabores más marcados: el aceite de girasol o de maíz son bastante delicados y universales, mientras que el de oliva podría notarse bastante en el postre.
  • 100 G DE NATA VEGETAL: Se puede emplear la nata vegetal para postres, es decir la que se puede montar, pero sin montarla: empleándola liquida tal y como está en el brik (comprueba siempre que no contenga derivados lácteos, como pasa con la nata vegetal Hacendado) o la nata de soja (que puede tener un sabor marcado, por lo que quizás no es aconsejable para todo tipo de preparaciones).
  • 100 G DE YOGUR DE SOJA: una alternativa que aconsejo vivamente, pues existe una variedad muy amplia para escoger entre gustos naturales y sabores de fruta. Hay marcas somo Sojasun que no llevan trozos de fruta (útil para algunas preparaciones), pero que tienen un sabor de soja algo más marcado, y las marcas blancas de Hacendado y Alcampo que llevan unos maravillosos trozos de fruta y en los cuales el sabor a soja se nota muy poco (especialmente en las versiones con frutos amarillos, que son universales y no manchan los bizcochos, como a lo mejor harían los frutos rojos).

COMO SUSTITUIR LA MANTEQUILLA

100 g de mantequilla equivalen a:

  • 80 G DE ACEITE VEGETAL: ideal si la receta prevé mantequilla fundida. Considerad que hay muchos tipos de aceite y algunos tienen sabores más marcados: el aceite de girasol o de maíz son bastante delicados y universales, mientras que el de oliva podría notarse bastante en el postre.
  • 80 G DE MARGARINA VEGETAL SUAVE/PARA UNTAR: ideal si la receta prevé el uso de mantequilla fundida. En el caso de la margarina, aconsejo leer siempre muy bien la etiqueta para que contenga la mayor cantidad posible de aceite de girasol o linaza y cuanto menos colza, palma o coco posible, además de tratar de evitar las grasas hidrogenadas.
  • 80 G DE MARGARINA VEGETAL COMPACTA: ideal si la receta prevé el uso de mantequilla fría y troceada. Emplear especialmente en la preparación de galletas y masa brisée. (Tener en cuenta los mismos aspectos nutritivos mencionados para la margarina suave).
  • 90 G DE PULPA DE AGUACATE O PLÁTANO: el sabor de estos ingredientes podría notarse, por lo que hay que emplearlos con cuidado. Perfectos para tortitas (pancakes).
  • 100 G DE REQUESÓN O QUESO BURGOS SIN LACTOSA: emplear exclusivamente si se toleran los productos con contenido de lactosa reducido, y en todo caso es preferible la que lleve 0,01% de lactosa.
  • 50 G DE ACEITE VEGETAL + 50 G DE YOGUR VEGETAL (O «SIN LACTOSA»): esta ultima opción solo para quienes toleren los productos «sin lactosa»

 COMO SUSTITUIR LA NATA

100 g de nata de vaca equivalen a:

  • 100 G DE NATA VEGETAL: se puede emplear la nata vegetal para postres, es decir la que se puede montar, pero sin montarla: empleándola liquida tal y como está en el brik (comprueba siempre que no contenga derivados lácteos, como pasa con la nata vegetal Hacendado) o la nata de soja (que puede tener un sabor marcado, por lo que quizás no es aconsejable para todo tipo de preparaciones).

 COMO SUSTITUIR LOS QUESOS FRESCOS

Emplear las mismas cantidades de productos «sin lactosa»  (requesón, ricotta, queso crema, queso Burgos) solo cuando se toleren los alimentos con contenido reducido de lactosa y preferiblemente los que lleven no más del 0,01% de lactosa.