Sgabei – masa frita italiana

Presentación

Los sgabei son un entremés italiano, 🇮🇹 típico de la ciudad de La Spezia, que se originó en la Lunigiana (una zona de confín entre Liguria y Toscana). Con esta receta, explicada en detalle, prepararás estas deliciosas tiras de masa de pan fritas que, según relata la historia, las mujeres locales inventaron al tratar de aprovechar la masa para pan que les sobraba al final del día.

Los sgabei se utilizan hoy como una alternativa mucho más golosa al pan y se pueden comer solos o acompañados de un surtido de quesos (blandos, tiernos o curados) y diversos embutidos.

Su textura, ligeramente crujiente y gomosa en el exterior y suave y aireada en el interior, te va a encantar y convertirá este plato en tu entremés más solicitado. 😉


Información

  • Dificultad: normal
  • Tiempo preparación: 2h
  • Coste: bajo
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

  • Harina de trigo: 300 g*
  • Harina de fuerza: 200 g*
  • Agua: 350 ml
  • Levadura fresca en cubito: ½ cubito = 12 g** (tipo: Saccaromices Cerevisiae)
  • Sal: 1 cucharadita
  • Aceite de oliva/de girasol: 1 cucharada + para freír

*Al utilizar levadura de panadería, los mejores resultados se obtienen empleando exclusiva o al menos parcialmente harina de fuerza: por ello puedes utilizar incluso 500 g de fuerza y prescindir de la harina normal. Sin embargo, la receta sale muy bien incluso si utilizas solo harina de trigo de todo uso (por si no tienes la otra en casa 😉 ).

**Puedes sustituir la levadura fresca en cubito por levadura de panadería seca, en las cantidades indicadas por su fabricante en la confección.


Realización

Calienta el agua hasta que esté tibia.
[Ojo: no tiene que quemarte la piel: si tuviera esa temperatura demasiado elevada impediría la acción de la levadura].

En una pequeña parte de agua disuelve la levadura troceada (que puedes utilizar seca, fresca o directamente sacada del congelador).

En un bol vierte las harinas, la sal, la cucharada de aceite, el agua tibia que te ha quedado y el líquido con la levadura disuelta. Amasa manualmente o con tu robot de cocina durante al menos 5 minutos, para lograr una masa lisa y elástica.

Coloca la masa en un bol y cubre con un trapo limpio o película transparente y deja reposar durante 1h – 1,5h en un lugar caliente.

Pasado ese tiempo, amasa nuevamente sobre tu encimera para lograr una masa lisa y luego divídela en unas 6 partes. Coge una y cubre las demás.

Esparce harina sobre la encimera y sobre la superficie de la masa. Aplasta esta última con tus dedos para dar forma de rectángulo a tu masa. Utilizando una máquina para hacer pasta fresca (de las que convierten progresivamente la masa en una lámina fina) o un rodillo, saca unas láminas de masa de unos 3 mm de espesor. Esparce varias veces la harina sobre los dos lados de la masa para evitar que se pegue, especialmente cada vez que reduzcas el espesor de laminación.
[Ojo: si utilizas la máquina, empieza por el espesor más grande que se pueda programar entre los rodillos. Pasa la masa una primera vez, dobla la masa aplastada que sale de las primeras laminaciones sobre sí misma – acortando así su largueza de la mitad o de dos tercios – (este paso sirve porque la superficie suele salir irregular por la presión inicialmente ejercida), esparce con harina y vuelve a pasar por la máquina. Cuando notes que sale una lámina lisa, entonces esparce otra vez con harina y reduce el espacio entre los rodillos: pasa la masa por la máquina al menos dos veces, hasta sacar una lámina lisa, antes de reducir nuevamente el espacio. Sigue estos pasos hasta conseguir el espesor deseado.]

Ahora que tienes una lámina, utiliza un cortador para pizza o un cuchillo para sacar unas tiras de masa: puedes hacer cuadrados, rectángulos o rombos. Coloca cada pieza cobre una bandeja de madera bien enharinada para prevenir que la masa se pegue. Cubre las bandejas preparadas con un trapo limpio para que no se sequen.

Repite el proceso hasta agotar los trozos de masa (no olvides que puedes utilizar las sobras de los cortes de la porción anterior en la siguiente, juntándolas a la masa y amasando un poco antes de laminar).

Los primeros sgabei que hayas preparado habrán crecido un poco: puedes empezar a freírlos respetando el orden de preparación o dejar que leuden unos 10 minutos más antes de hacerlo: cuanto más crezcan, más aireados y suaves estarán.

Fríe los sgabei (siempre respetando el orden de preparación, para que todos puedan crecer un poco) en una sartén con abundante aceite caliente hasta que estén bien dorados por las dos partes. Cuando estén listos, colócalos sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite.

Sirve calientes.

Sgabei - masa frita italiana
Sgabei – masa frita italiana

¡Listos!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Existe una variación que prevé sustituir ¼ parte de la harina total de la receta por harina fina de maíz (ojo: no es maizena/almidón de maíz): la textura cambia y el resultado es también muy interesante 😉

Acompaña los sgabei con un surtido de verduras cortadas en palillos que puedas mojar en vinagreta: es una guarnición, bastante frecuente en Italia para este tipo de platos, que se llama pinzimonio.

Piadina romagnola extra suave al aceite de oliva – con levadura fresca

Presentación

La piadina romagnola es todo un delicioso clásico regional de la cocina italiana cuya centenaria historia y versión original ya hemos compartido aquí hace tiempo. Este tipo de pan plano se rellena con todo tipo de quesos, embutidos, verduras, etc. y se degusta doblado por la mitad. 🌮

Algo que no suele ponerse en entredicho en las recetas originales es el hecho de que no se ponga levadura o se ponga muy poca del tipo químico. Sin embargo, hoy hemos querido dejar de lado las versiones ortodoxas de la piadina para recrear aquellas tan adictivas que llenan nuestros recuerdos de los años pasados en Italia. 🇮🇹

Las mejores piadine que hemos probado eran más altas de las que salen siguiendo «las reglas» y también más suaves: por ello, hemos decidido añadir levadura y, más precisamente, hemos escogido levadura fresca para obtener el mejor resultado. Por otra parte, aunque las piadine puedan hacerse también con manteca de cerdo, hemos decidido optar por la versión vegetariana con aceite de oliva, pero realzando aún más el aroma al elegir el virgen extra.

Querid@s cocinillas, el resultado ha sido exactamente el que buscábamos recrear: una piadina más alta, fácil de doblar, extra suave y muy aromática.

Al fin y al cabo, ¿quién ha dicho que las reglas tienen que respetarse siempre? 😉


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 2 h
  • Coste: bajo
  • Dosis: para 4 personas (4 piadinas grandes)

Ingredientes

  • Harina de fuerza: 350 g (sustituible enteramente o parcialmente por harina de trigo)
  • Agua: 210 g
  • Aceite de oliva virgen extra: 3 cucharadas abundantes
  • Levadura fresca*: 7 g
  • Sal: 1,5 cucharaditas

* Sustituible por levadura seca de panadería en las proporciones indicadas por el fabricante en la confección.


Realización

En un bol grande vierte la harina, la sal y el aceite. Calienta un poco el agua para que esté tibia y disuelve en ella la levadura (fresca o congelada) troceada.
[Ojo: el agua no tiene que quemarte la piel, si la tocas, porque eso implicaría una temperatura demasiado elevada para que la levadura sobreviva y pueda airear la masa.]

Vierte el agua con la levadura en el bol. Mezcla hasta lograr una masa uniforme y amasa sobre la encimera durante unos 7 minutos, a mano o empleando un robot de cocina. Tienes que lograr una masa lisa y elástica.

Forma una bola, colócala en el bol y tápalo con un trapo limpio o película transparente. Deja reposar durante al menos 1 h (aunque 1,5 h es incluso mejor) en un lugar caliente.

Pasado ese tiempo, vuelve a amasar y divide la masa en 4 partes iguales (aprox. 140 g cada una). Forma 4 bolitas, coge una y cubre las otras.

Enharina la encimera y la bolita y empieza a extender esta última con la ayuda de un rodillo: tienes que sacar un círculo de unos 4 mm de espesor (no menos). Vuelve a esparcir harina si notas que la masa se pega al rodillo o a la encimera.

Entonces coge una tabla de madera o un trapo limpio y esparce abundante harina encima. Coloca sobre esa superficie tu piadina y cúbrela con un trapo limpio: de esta manera será más fácil despegar el círculo de masa cuando llegue el momento de cocinarlo y no se habrá secado.

Repite el procedimiento con las otras bolitas y deja reposar las piadinas 20-30 minutos para que vuelvan a crecer un poco. Aprovecha ese tiempo para preparar todos los ingredientes y eventuales salsas para tu relleno.

Coge una sartén grande (diámetro mínimo igual al diámetro de tus piadine, aunque es mejor que sea un poco más grande) o tu sartén para crêpes y ponla sobre el fogón programado a alta temperatura. Coge la piadina con delicadeza, tratando de no deformarla y aplastarla, y colócala sobre la sartén solo cuando ésta esté bien caliente. Entonces baja el fogón a temperatura medio-alta y cocina aproximadamente unos 3 minutos por lado. Verás como se forman burbujitas en la superficie a lo largo de la cocción.

Retira la piadina cocinada, cúbrela con un trapo limpio y termina de preparar las otras.

Ahora coge una, rellénala con tus ingredientes favoritos, dóblala por la mitad y saborea esta versión extra suave y aromática de la piadina romagnola.

Piadina romagnola extra suave con aceite de oliva – con levadura fresca

¡Lista!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Consume las piadine recién cocinadas para degustarlas en su punto más suave.

Mientras comes una piadina, evita que las otras se sequen cubriéndolas con un trapo limpio.

Deja volar tu fantasía creando miles de combinaciones de rellenos. En el apartado de sugerencias de la receta original (¡a un clic de distancia!) encontrarás un largo listado para inspirarte ;).

Pan casero de larga y ajustable fermentación

Presentación

Si aún no has probado a amasar y hornear tu proprio pan eres posiblemente un exponente de una especie en extinción, especialmente tras el confinamiento. Ya sabes que este blog busca animarte a aventuras en la cocina, así que a partir de hoy vamos a contar contigo en el bando de los panaderos caseros, porque esta receta es tan cómoda que no tendrás más remedio que probarla. 🍞

Este pan altamente hidratado es de los de larga fermentación, pero lo mejor es que puedes adecuar el tiempo durante el cual crecerá en tu nevera dependiendo de tus necesidades, puesto que saldrá fenomenal toda vez que repose entre 6h y 24h: una ventana de tiempo bien abundante para escoger cuando te viene mejor seguir con la receta. Yo lo preparé por la tarde y, tras haberlo dejarlo reposar toda la noche, lo saqué del horno a tiempo para el almuerzo, pero podrías dejarlo fermentar más y tener pan fresco y calentito para la merienda o la cena.

¿Aún no estás convencido o quizás eres de los panaderos quisquillosos? ¡Baja un poco y echa un vistazo a la pinta que tiene este pan! Una corteza robusta, bien dorada y súper crujiente… una miga bien aireada y húmeda que se queda suave durante días… ¿suena de maravilla, verdad? 🤩

No esperes más: esta receta te aportará muchísima satisfacción y será una nueva aventura que da un resultado delicioso el 100% de las veces 😉


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 7 – 25h
  • Coste: bajo
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

  • Harina de fuerza: 400 g (sustituible completamente o en parte por harina de trigo)
  • Agua: 300 ml
  • Levadura de panadería: 3 g de levadura seca o 12 g de levadura fresca/congelada
  • Azúcar: ½ cucharadita
  • Sal: 1 cucharadita

Realización

En un bol tamiza la harina. Añade la sal, el azúcar y la levadura seca (o la levadura fresca disuelta con el azúcar en un poco de agua tibia) y mezcla con tus manos para repartir todo.

En otro bol vierte toda el agua (o lo que te queda si has disuelto la levadura fresca/congelada) y añade un par de cucharadas de harina y mezcla con un tenedor o, en la fase inicial (mientras la masa no sea espesa), con un batidor de varillas: queremos que la harina se disuelva lo más homogéneamente posible y reducir al mínimo los grumos. Entonces añade dos cucharadas más, mezcla bien y sigue incorporando hasta terminar la harina.

Movimientos giratorios

Ahora cubre el bol con un trapo y deja que repose unos 10-15 min. Pasado este tiempo podremos apreciar que la masa tiene un aspecto más liso. Coge una espátula y haz unos movimientos que coloquen la espátula en el fondo del bol y tiren hacia arriba con un movimiento circular y repite así en toda la circunferencia de tu bola de masa: el resultado es que habrás dado la vuelta a la masa y la habrás trabajado un poco, facilitando la consecución de una estructura elástica.

Deja que la masa repose cubierta con el trapo unos 10 minutos más antes de volver a girar la masa con la espátula. Repite este paso unas dos o tres veces más y verás que la masa será cada vez más lisa.

Ahora ha llegado el momento de dejar que la masa repose tapada en la nevera, donde crecerá lentamente durante un tiempo mínimo de 6h y un máximo de 24h.

Cuando decidas pasar a la siguiente fase, saca la masa de la nevera y amásala un poco sobre tu encimera abundantemente enharinada (Ojo: muy importante porque una masa tan hidratada como esta es naturalmente pegajosa). Esparce un poco de harina encima y expándela con tus manos hasta obtener un rectángulo.

Ahora divide mentalmente el rectángulo en tres partes y dobla la masa como en la ilustración. Al final aprieta los lados que indica la flecha azul como si trataras de sellar la masa.

Procedimiento para doblar la masa

Tenemos que repetir el procedimiento una vez más para que la masa se haga «más fuerte». Antes de continuar, rueda el rectángulo sobre la encimera unos 90º hacia tu izquierda, para que tú estés colocad@ respecto de la masa como si fueras el punto azul de la ilustración y no la flecha azul: esto lo hacemos porque hay que doblar la masa en sentido perpendicular al anterior.

Repite el doblado y el sellado de la masa, utilizando más harina para evitar que se te pegue la masa a la encimera o a los dedos. Ahora redondea los ángulos para que la masa se parezca a una bola. Cubre un bol con un trapo y esparce harina encima. Ahora coloca ahí dentro la bola de masa, que reposará cubierta en un lugar caliente hasta doblar su volumen (aprox. 1h 30 min).

Ha llegado el momento de hornear esta delicia. Enciende el horno a 230ºC y coloca en su interior una olla (de unos 18-21 cm de diámetro) hecha completamente de acero, de hierro fundido o de cerámica para que se vaya calentando (el aluminio no da los mejores resultados y tampoco las ollas muy finas). Cuando el horno haya llegado a temperatura, saca con cuidado la olla y vierte la masa en su interior ayudándote con el trapo (Ojo: ¡no te quemes!). Cubre con la tapa de la olla (también apta para horno, es decir sin materiales que puedan fundirse) o, si no tienes, con una doble capa de película de aluminio que apretarás a los bordes teniendo las manos bien protegidas.

Deja que se hornee los primeros 30 minutos a 230ºC y después elimina la tapa o la película. Deja que se hornee unos 20 min más a 220ºC: en esta última fase el pan cobrará un bonito color dorado y creará su corteza crujiente.

El pan está listo para ser sacado del horno. Extraelo de la olla y deja que se enfríe un poco antes de empezar a cortarlo.

Pan casero de larga y ajustable fermentación
Pan casero de larga y ajustable fermentación

¡Listo!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

El pan se conserva a temperatura ambiente o en la nevera dentro una bolsa de plástico durante 3-4 días y aguanta su suavidad.

Puedes añadir unas semillas o unas hierbas a la harina si quieres darle un toque más peculiar a tu pan 😉

Si quieres una receta más rápida y que sea un triunfo de mantequilla y hierbas provenzales en tu paladar, prueba los garlic knots. Además de ser suavísimos, son especialmente bonitos de ver 😉

Mozzarella in carrozza

Presentación

La mozzarella in carrozza es una receta italiana originaria de Nápoles, pero difusa también en la región de Roma.

Se trata de una verdadera glotonería: suave pan de molde, cubierto por una crujiente y dorada capa y con un suave e hilante corazón de mozzarella derretida… ¡no hay quien pueda resistirse!

Con este entremés o plato único podrás conquistar incluso al paladar más exigente, pero sin tardar demasiado en prepararlo y sin complicaciones… que es un rasgo maravilloso de la receta jaja 😉


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 30 min
  • Coste: normal
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

  • Pan blanco de molde: 600 g (= 12 rebanadas)
  • Mozzarella de bufala:  500 g
  • Huevos: 5 grandes
  • Harina de trigo: 100 g
  • Pan rallado: 300 g
  • Sal: al gusto
  • Aceite de girasol: para freír

Realización

Empieza cortando la mozzarella en lonchas de 1 cm de espesor. Colócalas sobre una hoja de papel absorbente, cubre con otra hoja y aprieta delicadamente con tus manos para quitar el exceso de líquido. Si es necesario, repite hasta que las lonchas estén suficientemente secas.

Cubre una rebanada de pan con las lonchas de mozzarella (sin que sobresalgan), sazona con sal y coloca otra rebanada por encima. Presiona ligeramente con tus manos para compactarlo todo. Repite hasta terminar los ingredientes.

Rompe los huevos en un bol y vierte harina en un plato y pan rallado en otro.

Reboza los bocadillos pasándolos en harina, luego en huevo (dejando escurrir el exceso antes del siguiente paso) y finalmente en pan rallado.
(Nota: si no quieres ensuciarte mucho las manos, ayúdate con dos tenedores 😉 )

mozzarella in carrozza

En una sartén vierte aceite y deja que llegue a temperatura. Empieza a freír pequeñas cantidades a la vez (para que la temperatura no baje de golpe) hasta que estén bien doradas, dando la vuelta.

Retira y coloca sobre papel absorbente antes de emplatar.

¡Listas!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Puedes realizar un doble rebozado para que quede más crujiente: reboza la primera vez y luego deja los bocadillos en la nevera durante unos 15 minutos antes de volver a pasarlos en huevo y pan rallado.

Bruschette con pimientos y queso crema

Presentación

Las bruschette con pimientos y queso crema son un entremés fácil y rápido, pero lleno de sabor, perfecto cuando tienes que inventarte algo de repente pero con el potencial para transformarse de un snack frugal en un sabroso plato único o en una comida para llevar.

Sirve esta delicia rústica tanto a adultos como niños, disfrutando no solo de su sabor sino que también de su bajo coste y versatilidad: puedes personalizar la receta siguiendo las numerosas ideas al final de la receta (en el apartado sugerencias) o seguir tu fantasía 😉


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 20 min
  • Coste: bajo
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

  • Pan: 8 rebanadas
  • Pimientos rojos: 2
  • Queso crema: 200 g
  • Ajo: 4 dientes
  • Aceite de oliva virgen extra: 3 cucharadas
  • Vinagre balsámico: 2 cucharaditas
  • Romero fresco: al gusto
  • Sal: al gusto

Realización

bruschette con pimientos y queso cremaLava el pimiento y elimina la extremidad. Corta a la mitad, elimina el interior (semillas, etc.) y corta en tiritas.

Calienta una sartén grill (o una sartén anti-adherente) y asa los pimientos.

En un bol mezcla el aceite de oliva, el vinagre balsámico, el ajo limpiado y triturado, el romero y una pizca de sal.

Retira los pimientos del fogón, ponlos en el bol y mezcla para repartir bien el condimento.

Coloca las rebanadas sobre la sartén grill y tuesta por ambos lados.

Unta cada rebanada con queso crema y coloca los pimientos por encima.

Decora con un poco de romero.

¡Listas!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Puedes escoger, en lugar del queso crema natural, uno aromatizado al las hierbas, al ajo o incluso a los pimientos.

Si, por otra parte quieres conservar el sabor natural, pero quieres probar otro tipo de queso fresco, si tienes la oportunidad de lograr la robiola italiana o el stracchino italiano quedarás asombrad@.

Si en lugar del romero prefieres albahaca, sustituye sin problema… o incorpora piñones o anacardos para decorar.

Aunque el sabor del pimiento recién asado es innegablemente exquisito, si tienes muchísima prisa y necesitas recortar el tiempo de preparación, puedes «hacer trampa» y utilizar pimientos del piquillo 😉

Piadina romañola

Presentación

La piadina romañola (romagnola en italiano) es una de las recetas más típicas de la gastronomía de la región Emilia-Romagna y una de las más versátiles también.

Resultado de imagen de piada etruschi

La piadina es una hoja de masa redonda que se dobla a mitad y rellena con infinitas combinaciones de ingredientes: jamón, embutidos, quesos frescos y curados, verduras frescas o a la parrilla, etc. dependiendo de los gustos de quien la prepara.

La historia de este plato es muy antigua: al parecer los Antiguos Etruscos la preparaban con trigo u otros cereales para el día a día.

Tras la conquista romana de la Etruria, la receta se difundió incluso en los banquetes más refinados, donde se consumía recién cocido porqué tras unas horas se convertía en un disco demasiado duro de comer.

En la Edad Media, la población trató de eludir los impuestos sobre el pan preparando este subrogado con cereales distintos al trigo y comiendo cada vez menos pan.

Sin embargo, en el Renacimiento esta receta sufrió un declino muy marcado, puesto que se afirmaron con fuerza nuevas corrientes culinarias.

Así, durante años la piadina fue la simple comida de los campesinos y pobres que no podían permitirse algo distinto de los productos de la tierra.

En el 1900 la piadina empezó a volver en los platos de los italianos, gracias al empleo de una parte de harina de maíz, más económica de la de trigo.

Aunque el verdadero boom tuvo lugar en los años ’40 y ’50 cuando la piadina conquistó a los turistas que paseaban por la rivera romañola o viajaban hacia ese mar en coche y encontraban quioscos a lo largo de las carreteras que ofrecían esta barata delicia.

Ahora hay que ponerse el delantal, así preparamos esta maravillosa y sencilla receta para traer un poco de Italia en nuestras cocinas 😉


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 20 min (+1h de reposo)
  • Coste: muy bajo
  • Dosis: para 4 personas (6 piadinas)

Ingredientes

  • Harina de trigo: 500 g
  • Agua*: 280 ml
  • Aceite de oliva virgen extra: 60 ml (o 80 g de manteca de cerdo)
  • Levadura química: 1,5 cucharaditas
  • Sal: 10 g

*también puedes emplear leche, si bien la versión original lleva agua.


Realización

Antes de empezar hay que precisar dos cosas:

  1. ¿Agua o leche?
    El agua dejará tus piadinas más crujientes, mientras que la leche más suaves. Puedes incluso poner agua y leche en partes iguales (140+140).
  2. ¿Aceite o manteca de cerdo?
    La mejor elección es la manteca de cerdo, porque confiere un sabor y una consistencia inigualable, pero puedes emplear aceite de oliva, que siempre se tiene en casa, que confiere un olor muy característico y te permite preparar una versión ligera de la piadina 😉

Verte en tu robot de cocina todos los ingredientes y deja que se amasen durante unos 7 minutos, hasta lograr una masa lisa y homogénea. Si lo prefieres, puedes amasar a mano.

Divide la masa en 6 bolitas y ponlas sobre la encimera. Cubre las bolitas con un trapo limpio o película (no hace falta envolverlas). Deja que reposen al menos 30 min (o incluso 1 h), para que la masa se haga más lisa.

Pasado ese tiempo, con la ayuda de un rodillo, extiende cada bolita en un círculo de masa del espesor de 2-3 mm (¡tiene que ser muy fino!).
[Truco: si no consigues un círculo, sino que alguna forma extravagante, quizás te interese colocar un plato por encima de la masa y recortar el perímetro con un cuchillo para lograr un círculo perfecto. 😉 La masa sobrante puedes incorporarla a otra bolita, amasar un poco y extender creando una piadina.]

Coloca la piadina sobre una sartén suficientemente grande (diámetro mínimo igual al de la piadina) solo cuando ésta esté ya muy caliente. Puedes emplear también una sartén para crêpes o una sartén de hierro fundido.

Mueve la piadina sobre la sartén para que no se pegue y cocina unos 2-3 min por lado (notarás como crece y se forman burbujas).

Ahora, mientras estén aún calientes, tan solo queda añadir el relleno que más te apetezca, doblar por la mitad y dar un buen mordisco.

piadina romañola

¡Lista!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Existen muchísimos rellenos posibles… infinitos diría yo.

Si deseas rellenarlas con queso y quieres que se funda, rállalo o córtalo en lonchas finas y colócalo tras haber dado la última vuelta, poco antes de retirar la piadina y deja a fuego muy bajo, colocando la tapa sobre la sartén.

Posibles combinaciones:

  • jamón serrano y queso (gouda, brie, havarti, etc.), con un extra de calabacines a la parrilla o tomates (frescos o secos)
  • jamón cocido, gouda/havarti y un trocitos de queso azúl
  • mix de quesos (gouda, gorgonzola, brie), nueces y rúcola
  • ensalada, jamón/ salchichón, gouda/havarti, salsa al yogur o mayonesa
  • mozzarella y mortadella/jamón, albahaca
  • queso scamorza y chorizo
  • pollo asado troceado, salsa curry y queso brie
  • pavo, tomates secos y requesón
  • queso crema para untar, pesto a la genovesa y verduras a la parrilla
  • nutella o nocilla 😉

La piadina se puede congelar cuando esté suficientemente cocida, pero aún no del todo, tras haberse enfriado.

Crostini con anchoas sobre paté de coliflor y ajo salteado

Presentación

Unos crostini crujiente por fuera y aún suave por dentro… untado con una generosa cantidad de paté de coliflor aromatizado con el delicado sabor del ajo salteado en aceite de oliva.

Cada rebanada está valorizada por la intensa nota de los filetes de anchoa y la frescura de unas hojas de perejil.

¿A qué esperas para poner esta increíble delicia en tu mesa?


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 30 min
  • Coste: bajo
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

Para el paté de coliflor

  • Coliflor: 1
  • Ajo: 2 dientes
  • Aceite de oliva virgen extra: lo suficiente
  • Sal: al gusto
  • Pimienta: al gusto

Para los crostini

  • Pan: lo suficiente
  • Filetes de anchoas en aceite: 1 para cada crostini
  • Aceite de oliva virgen extra: lo suficiente
  • Perejil: para decorar

Realización

Limpia la coliflor y el ajo.

Divide la coliflor en flores y pica el tallo en trocitos. Divide cada ajo a mitad por el sentido largo.

crostini con anchoas sobre paté de coliflor y ajo

En una sartén vierte un poco de aceite de oliva, y deja sofreir el ajo. Añade la coliflor y sazona con sal y pimienta. Deja que se cocine, cerrando con tapa, si necesario, hasta que esté blando.

En tu batidora vierte el contenido de la sartén (ajo incluido), 3-4 cucharadas de agua y 3 cucharadas de aceite. Ajusta sal y pimienta si necesario. Tritura todo hasta lograr una crema lisa.

Esparce con un pincel de silicona un poco de aceite sobre cada rebanada de pan. Ponlo en tu tostadora o en el horno con función grill hasta que esté crujiente por fuera, pero aún ligeramente blando en el interior.

Unta el pan con el paté de coliflor y ajo y coloca sobre cada crostino una anchoa.

Pica ligeramente el perejil y decora con él cada rebanada.

¡Listos!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Puedes sustituir el perejil por orégano fresco.

Si quieres sazonar el paté con algún ingrediente especial, añade un poco de curry a la coliflor 😉

Pesto de ajo de oso

Presentación

Entre los meses de marzo y mayo se puede recoger ajo de oso en flor y su fragancia es muy peculiar.

Esta variedad de ajo selvático tiene muchísimas propiedades: depura, baja el nivel de colesterol y la tensión arterial, es antibiótico y antimicotico, etc. Además está lleno de vitaminas y minerales y por eso lo comen los osos, que se despiertan de su letargo y buscan esta delicia para coger fuerzas tras el largo ayuno invernal 😉

Esta versión del pesto lleva este precioso vegetal y sabrosas nueces que podrás emplear para condimentar un buen plato de pasta, para deleitar tu paladar poniéndolo sobre una rebanada de pan crujiente.


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 10 min
  • Coste: normal
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

  • Ajo de oso: 70 g
  • Nueces enteras: 10
  • Aceite de oliva virgen extra: 100 ml
  • Limón: 1
  • Parmigiano Reggiano: 50 g
  • Sal: al gusto
  • Pimienta: al gusto

Realización

pesto de ajo de osoLava varias veces y con atención el ajo, secandolo al final. Elimina la cáscara de las nueces y ralla la cáscara de medio limón, teniendo cuidado para no rallar la parte blanca.

Pon en tu batidora los siguientes ingredientes: ajo, nueces, cáscara rallada y 2 cucharadas de zumo de limón, el queso rallado y el aceite. Sazona con sal y pimienta.

Tritura todo hasta lograr una crema homogénea.

¡Listo!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Puedes probar una versión distinta del pesto sustituyendo las nueces por almendras.

Si quieres un sabor muy intenso, cambia el Parmigiano Reggiano por queso Pecorino.

Si quieres una versión con sabor más suave y más digerible, puedes calentar unos minutos el pesto al baño maría, pero aconsejo comerlo crudo.

Si quieres acompañar esta salsa a un plato de degustación de quesos, elimina de la receta al Parmigiano Reggiano 😉

Canapés con salmón y salsa de mostaza, miel y eneldo

Presentación

Revoluciona tus canapés con esta idea que te proponemos hoy. Obtendrás unas tapas o una comida que querrás repetir 😉 pan-de-centeno.jpg

Sirve un buen salmón ahumado sobre sabroso y oscuro pan de centeno.

Proporciona frescor a cada bocadito con queso crema y sorprende tu paladar con una increíble salsa de mostaza, miel y eneldo.


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 10 min
  • Coste: normal
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

  • Pan de centeno: 6 rebanadas grandes
  • Salmón ahumado: 300 g
  • Queso crema (tipo Philadelphia): 250 g

PARA LA SALSA:

  • Aceite de oliva virgen extra: 80 ml
  • Miel (o azúcar moreno): 2 cucharadas
  • Vinagre blanco: 1 cucharadita
  • Mostaza de Dijón: 2 cucharadas
  • Eneldo fresco: 4 ramitas
  • Sal: una pizca
  • Pimienta: una pizca

Realización

Limpia el eneldo y pícalo finamente.

Mezcla todos los ingredientes para la salsa (excepto por el aceite y el eneldo) en un bol.

Añade poco a poco el aceite sin dejar de mezclar, para lograr una emulsión homogénea. Puedes ayudarte con una batidora o emplear una batidora de varillas.

Añade el eneldo y mezcla.IMG_0865

Corta las rebanadas de pan de centeno a mitad, para lograr unas dimensiones propias de unos canapés.

Unta con queso crema y coloca las lonchas de salmón por encima.

Esparce la salsa por encima y sirve.

¡Listos!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Si quieres, puedes preparar la salsa con algunas horas de antelación: el eneldo cederá todo su sabor. Vuelve a batirla ligeramente con una batidora de varillas antes de esparcirla sobre el salmón 😉

Sabrosa crema para untar con salmón ahumado, eneldo y limón

Presentación

Prepara esta deliciosa y sencilla crema para untar tus bagels, tostadas o para acompañar crujientes y frescas verduras.

Si te encanta el salmón ahumado y el queso crema ésta es tu receta: es muy fácil de realizar pero muy sofisticada y golosa 😉

 


Información

  • Dificultad: baja
  • Tiempo preparación: 10 min
  • Coste: normal
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

  • Queso crema: 250 g (sabor natural o hierbas)
  • Salmón ahumado: 180 g
  • Yogur griego: ½ taza
  • Pepino: 1 pequeño
  • Cebolletas: 2 pequeñas
  • Ralladura de cáscara de ½ limón
  • Eneldo: al gusto

Realización

Crema para untar con salmón ahumado, eneldo y limónPela el pepino y rállalo sobre la malla gruesa del rallador.

Con tus manos comprime el pepino rallado para eliminar el exceso de agua.

Bate el queso crema y el yogur griego para lograr una consistencia cremosa.

Pica el salmón y el eneldo.

Ralla la cáscara de medio limón, anteriormente bien lavado.

Con una cuchara mezcla todos los ingredientes.

Si necesario, sazona con sal y pimienta.

¡Lista!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Puedes cubrir con película transparente y conservar durante unos 3 días en la nevera.

Si no te gusta el eneldo, sustitúyelo por cebollino picado 😉