Levadura de repostería y de panadería: ¿en qué recetas se utilizan?

En los últimos días ha habido un boom de interés para la levadura: en los supermercados cuesta encontrarlo porque todos lo quieren y en el blog muchas personas han preguntado qué pueden hacer con un tipo u otro de levadura. Tras leer este breve artículo estoy segura que os pillaré con las manos en la masa… la masa correcta 😉

¿PARA QUÉ NECESITAMOS LA LEVADURA?

La levadura es un producto que, en determinadas condiciones (de temperatura, acidez, hidratación etc.), empieza una reacción química de fermentación o emulsión que necesitamos en varias recetas para que la masa crezca correctamente y su consistencia sea aireada.

Básicamente es lo que nos permite que la miga de nuestro pan o la estructura de nuestro bizcocho sea esponjosa y ligera, evitando así la consistencia de un ladrillo.

¿QUÉ TIPOS DE LEVADURA EXISTEN?

Existen dos clases de levadura: las levaduras naturales (levaduras propiamente dichas) y las levaduras químicas.

LEVADURAS NATURALES

Entre las levaduras naturales hay que destacar la levadura de panadería, que otra cosa no es sino unos hongos microscópicos llamados saccaromices cerevisae que fermentan transformando los azúcares de la masa (el azúcar en sí, la miel, la harina) en CO2 y alcohol, si bien este último evapora durante la cocción. Este tipo de levadura ofrece sus mejores resultados cuando reacciona con harinas ricas en gluten, por lo que es aconsejable utilizar harina de fuerza, de ser posible (aunque puede utilizarse una harina de trigo normal también o una mezcla de las dos). Requiere un período de fermentación o reposo previo al horneado.

Este tipo de levadura la encontramos en diferentes formatos:

  • Fresca: prensada en cubitos (habitualmente de unos 25 g), debe conservarse al frío, siendo posible guardarla en la nevera (hasta su fecha de caducidad) o congelarla (y utilizarla incluso un par de meses después de su compra). Debe disolverse con la ayuda de un poco de azúcar y de líquido tibio (agua o leche).
  • Seca: vendida en sobres (habitualmente de unos 5,5 g), se presenta como gránulos deshidratados. Puede añadirse directamente a la harina si es levadura instantánea, pero si no lo es necesita ser disuelta en un líquido tibio azucarado y hay que esperar unos minutos hasta que haga espuma (la señal de que se ha activado y puede emplearse). Aguanta más tiempo que la levadura fresca no congelada y es más concentrada (es decir hace falta menor cantidad – habitualmente un tercio, pero depende del fabricante)
  • Masa madre: es una masa hecha con agua y harina a la que se han añadido los saccaromices cerevisiae, pero que contiene además otras bacterias que potencian el crecimiento en volumen de la masa a la que se añada. Si es fresca requiere «manutención» periódica para que siga activa, pero también puede comprarse deshidratada en sobres.

LEVADURAS QUÍMICAS

Las levaduras químicas son sustancias químicas (no naturales) que emulsionan artificialmente si expuestas a temperaturas elevadas, proporcionando una reacción de emisión de CO2 que airea la masa sin ser una verdadera levadura.

Los agentes emulsionantes más utilizados son el bicarbonato de sodio, el bicarbonato de amonio y el cremor tártaro.

La levadura de repostería (baking powder) en un compuesto que une diversos agentes emulsionantes con un componente ácido, que potencia la reacción, y un estabilizador. Vendido habitualmente en sobres de 16 g, es muy cómodo porque es completo y listo para utilizar.

Es posible fabricar compuestos caseros que junten algún agente emulsionante con la correcta cantidad de un producto ácido adecuado, pero es un poco más complicado porque puede afectar el resultado y en Europa no estamos muy acostumbrados a prescindir de nuestros cómodos sobres. De contrario, en las recetas americanas el uso directo del bicarbonato de sodio es muy frecuente y suele activarse con productos como el latticello, el vinagre o el zumo de limón incluidos en la receta (por ejemplo: el vinagre en la Red Velvet).

¿EN QUÉ RECETAS UTILIZO CADA TIPO DE LEVADURA?

Ambas levaduras pueden emplearse en preparaciones dulces y saladas.

La levadura natural o de panadería puedo emplearla para la preparación de:

Pan casero de larga y ajustable fermentación

La levadura química o de repostería puedo emplearla para preparar:

Rosca salada de masa brioche con relleno «gusto pizza»

Presentación

Soluciona tu comida con una sola receta que pondrá la sonrisa en la cara a todos.

Prepara una rosca salada de suavísima masa brioche con un relleno increíble y altamente personalizable.

Esta versión tiene «gusto pizza»: lleva una salsa de tomate riquísima, jamón cocido, crujiente bacon y queso… que se fundirá será absolutamente irresistible 😉


Información

  • Dificultad: normal
  • Tiempo preparación: 20 min (+3 h reposo)
  • Coste: bajo
  • Dosis: para 4 personas

Ingredientes

PARA LA MASA:

  • Harina de fuerza: 450 g
  • Leche: 110 g
  • Huevos: 3 medianos
  • Levadura fresca: 15 g (tipo saccaromices cerevisiae)*
  • Mantequilla: 90 g
  • Sal: 2-3 cucharaditas

PARA EL RELLENO:

  • Tomate triturado: 125 ml
  • Cebolla: 1/2
  • Mantequilla: 2 cucharadas
  • Albahaca seca: 1 cucharadita
  • Orégano seco: 1 cucharadita
  • Queso Gouda: 300 g
  • Jamón cocido: 200 g
  • Bacon: 200 g

*En alternativa, levadura seca del mismo tipo: 8 g


Realización

La preparación es bastante sencilla, pero te aconsejo emplear una amasadora eléctrica para ahorrar tiempo.

Para preparar la masa, vierte en el bol de tu amasadora la harina, la sal, los huevos y la mantequilla troceada, que debe estar bien blanda para que se incorpore bien a la masa.

[Truco: si tienes prisa y no tienes mantequilla fuera de la nevera, deja calentar los trozos de mantequilla durante unos 20 segundos en el microondas a máxima potencia, pero cuidado con que no se derrita 😉 ]

Calienta la leche para que sea caliente (pero no tanto como para que te quemes si la tocas, es decir a menos de unos 45°C). En la leche disuelve la levadura.

[Truco: para que la levadura no pierda su capacidad de levantar la masa no hay que pasarse con la temperatura de la leche, pero el hecho de que sea caliente va a ayudar a que crezca mejor y más rápidamente]

Añade entonces la leche a los demás ingredientes en el bol y deja que amase durante unos 5 minutos: tienes que lograr una masa homogénea y elástica.

Deja reposar la masa, tapada con un trapo, durante 2 horas en un sitio caliente.

En la espera, puedes cocinar el bacon  en una sartén (no hace falta añadir grasa), para que esté bien crujiente.

Asimismo, puedes preparar la salsa de tomate: en una sartén añade unas cucharadas de mantequilla y la cebolla picada. Deja que se dore. Añade orégano y albahaca y mezcla. Incorpora el tomate triturado y deja cocinar un par de minutos. Aparta del fuego.

Pasado ese tiempo de reposo, notarás como la masa ha más que doblado su volumen.

Ahora hay que amasar un poco sobre la encimera bien enharinada, para obtener la consistencia perfecta.

[Nota: La masa es por su naturaleza un poco blanda.]

Con un rodillo, extiende la masa sobre papel vegetal hasta lograr un rectángulo de unos 50 cm de largo y unos 30 de ancho.

Unta toda la superficie con la salsa de tomate (enfriada) y sucesivamente coloca lonchas de queso y por encima bacon y jamón cocido.

Ayudandote con la hoja de papel vegetal sobre la cual has extendido la masa, enrolla ésta última.

Coge un molde con aro de 28 cm de diámetro y coloca el rollo. Junta las extremidades del rollo para crear una rosca.

Deja que repose durante unos 30-60 minutos tapada con un trapo.

Unta la superficie de la rosca con un poco de aceite de oliva (emplea un pincel de silicona para repartir todo uniformemente).

Hornea unos 35 minutos (aprox.) a 180°C hasta que esté bien dorado.

Deja enfriar unos minutos y sirve.

Rosca salada de masa brioche con relleno «gusto pizza»

¡Lista!

¡BUEN PROVECHO!


Sugerencias

Puedes revolucionar el relleno: sustituye la salsa de tomate con pesto; cambia el jamón cocido y el bacon por chorizo, mortadella, salsichón, etc. y emplea el tipo de queso que prefieras (havarti, cheddar, edam, queso azúl). 😉

Si quieres una versión vegetariana, sustituye los embutidos por lonchas de calabacines, patatas, berenjenas o emplea olivas, alcaparras, etc.

Conserva durante 3-4 días bajo una campana de cristal.

Se puede congelar.